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Míchel ficha por el Real Madrid el 1 de octubre de 1976.
Su primer equipo será el infantil B. En 1979 da el salto al Juvenil A, Allí, con Ramón Moreno Grosso como entrenador, comienza a ser convocado para la Selección Juvenil y para la Sub-18, con la que triunfa en el Trofeo Príncipe Alberto de Mónaco, donde le proclaman como “El Mejor Talento Europeo”. Por entonces, Míchel es ya un jugador reconocido. En 1981, en su último partido como juvenil, se impone en la final del Campeonato de España –de los dos que conquistó de forma consecutiva- venciendo al Athletic de Bilbao de los hermanos Salinas, marcando aquel histórico gol fantasma, que supondría, 10.000 pesetas de prima, un dineral si lo comparamos con las 750 pesetas que conseguía entonces por partido ganado.
Primera etapa
Castilla 83/84

En la campaña 1981-82 da el salto al mejor equipo filial que haya tenido el Madrid en todos los tiempos: el Castilla entrenado por Amancio Amaro, que reunió a una generación de futbolistas marcados por la calidad y el talento, y que fue bautizada “Quinta del Buitre”. Debutó con los “grandes” el 11 de abril de 1982 en Castellón, sí, pero debido a la huelga de futbolistas de Primera División. Ese día marcó su primer gol, el de la victoria (1-2).
La temporada 83-84 será, sin duda, la más dura de su carrera deportiva. Era su tercer año consecutivo en el equipo, y sus ex compañeros triunfaban en la primera plantilla. Su destino estaba en el primer equipo, pero antes quiso despedirse por la puerta grande, y catapultó al equipo hasta conseguir la mejor clasificación de toda su historia, el Campeonato de Liga de Segunda División.
Tras este éxito recibe una suculenta oferta del Málaga, que rechaza, el primer equipo le reclama.

En el verano de 1984, por fin, se encuentra entre sus admirados veteranos: Juanito, Santillana, Gallego... en el primer equipo.
Míchel debuta con el Real Madrid en un partido jugado en el Estadio Bernabéu ante el Barcelona, y lo hace con el número 7 a la espalda. Su número favorito, claro está, es el número 8.
En su primer temporada juega 26 partidos, casi todos por la banda izquierda, consiguiendo dos goles. Sus primeros triunfos internacionales llegan en la Copa de la UEFA, donde participa activamente en las legendarias remontadas del Bernabéu. En este apartado, Míchel recuerda con cariño dos partidos: el jugado ante el Inter, donde marcaría el tanto de la victoria en la prórroga, y el 0-3 ante el Videoton de Hungría, en la final.

Celebrando

El momento más recordado

Los títulos ligueros se suceden, hasta conseguir cinco de forma consecutiva, pero sin el refrendo internacional en la Copa de Europa, que siempre se escapa.
Sin embargo, las alegrías, con todo, han sido superiores a las penas. Catorce grandes títulos y centenares de jornadas mágicas con la camiseta blanca. También hubo sinsabores, como las Ligas perdidas en Tenerife o los momentos de incomprensión por parte de algunos. La polémica creada con su retirada del campo, antes del descanso en el último partido de Liga de la campaña 1988-89, no ayudó a Míchel.
El 13 de diciembre de 1994 sufrió una grave lesión, preludio de su retirada. El estadio Anoeta fue el escenario, rotura del ligamento cruzado anterior, que le mantuvo de baja por un período de siete meses. Míchel volvió al equipo el 24 de julio de 1995, durante la presentación de la plantilla madridista para campaña 1995/96, aunque los primeros partidos no los jugó como titular.
Con Valdano como entrenador, realiza una magnífica labor durante la campaña, que será la última que vista la camiseta madridista, Ante la dimisión del presidente Ramón Mendoza, rechaza la renovación que se le ofrece para no obstaculizar las decisiones del nuevo presidente. Las ofertas de grandes clubes españoles e italianos por hacerse con sus servicios fueron incesantes, pero Míchel tenía claro que si volvía a jugar sería muy lejos de su queridísimo Real Madrid. Causo baja en el equipo el 30 de junio de 1996.

Aventura americana e internacional

Míchel desestima ofertas de varios equipos españoles y, encamina sus pasos hacía América, y más concretamente hacía México, donde se encuentra su gran amigo Emilio Butragueño.
En la ciudad de Celaya se encuentra los dos jugadores más carismáticos de la “Quinta del Buitre”, unidos para enseñar lo mejor de su fútbol. El paso de Míchel por el fútbol mexicano es recordado con afecto y agrado por aquella fiel hinchada. El 26 de abril de 1997, Míchel juega su último partido con el Celaya, a la vez que Hugo Sánchez lo hacía con Los Pumas. Ambos se retiran del fútbol en el estadio Miguel Alemán Valdez de Celaya.

Con Butragueño en Mejico

Selección nacional

Cien veces internacional

Si sumamos todas las categorías, Míchel fue un centenar de veces internacional, logrando un merecido Subcampeonato del Europa de Selecciones Sub-21. Debutó con la Selección absoluta en 1985, ante Austria, en Zaragoza, y fue titular indiscutible durante los 66 partidos siguientes (sólo se perdió un amistoso por lesión), hasta que el entonces seleccionador, Javier Clemente, dejó de contar con él.
Con todo, Míchel destacó por ser uno de los máximos realizadores del combinado español, sin olvidar las asistencias de gol que prodigó con generosidad. Aún hoy, 17 años después de no vestir la camiseta nacional, Míchel ocupa la sexta plaza en la relación de goleadores de todos los tiempos, con 21 tantos marcados, por detrás de Salinas (22), Di Stéfano (23), Raúl y Butragueño (26) y Hierro (28). Míchel estuvo presente en dos mundiales. En México marca un golazo a Brasil que es anulado injustamente, y se convierte, junto al Buitre, en uno de los mejores jugadores del Campeonato. En Italia conseguirá su mejor registro personal ante Corea, donde consigue marcar tres tantos.